miércoles, 17 de junio de 2009

El último refugio de L. Ron Hubbard, su vida y su muerte


En la sede de la Iglesia de la Cienciología de Santa Bárbara, como en cualquiera de las que hay repartidas por todo el mundo, hay una habitación de aspecto anodino, amueblada pero vacía. Esta oficina se encuentra detrás de varias estanterías de libros, más allá de los “cuartos de comunicaciones” y de una habitación ocupada por enigmáticos recipientes llenos de piedras y otros oscuros objetos. Lo escribe Colin Rigley en el diario New Times. Esta oficina, de paredes blancas y dotada de una lujosa alfombra azul y gris, espera, por si decidiera regresar, al hombre que fue conocido como L. Ron Hubbard.

Su nombre completo fue Lafayette Ronald Hubbard. Sus seguidores -grandes aficionados a las iniciales y los acrónimos- le llamaban LRH, pero su nombre sin abreviar es conocido en todo el mundo, debido principalmente a que se preocupó de estamparlo en letras bien grandes en todos sus escritos, y fueron muchos. Hubbard dio conferencias y escribió hasta el día de su muerte, creando la que se considera la religión más controvertida de la historia moderna. En palabras del mismo Hubbard, él “descubrió” la Cienciología y su columna vertebral, la Dianética.

Lo que no parece nada fácil, cuando se habla de Hubbard, es separar la verdad de la leyenda. Lo que si está claro es que su muerte tan solo fue una sombra de lo que fue su vida. Siendo un afamado escritor que parecía deleitarse con la controversia, Hubbard pasó recluido los últimos años de su vida. Adoraba la comunicación, pero una severa lesión cerebral había dañado su capacidad de hablar. Tan sólo unos pocos privilegiados supieron, durante unos seis años, dónde se encontraba el líder. Según fuentes de la Cienciología, Hubbard era un hombre que disfrutaba de la vida, pero en el Condado de San Luis Obispo (SLO), donde murió el 24 de enero de 1986, pasó bastante desapercibido.

El cuerpo de Hubbard fue encontrado en una caravana, con el aire acondicionado encendido y aparcada detrás de unos establos en un pequeño rancho de Creston. Su familia no estaba con él. Su mujer estaba en prisión, y su extraño hijo pensaba que ya estaba muerto o que se había vuelto loco. En su momento final, el hombre que creó una religión de masas tan sólo estaba acompañado por su médico y su abogado.

La muerte

El ayudante del Sheriff Charles Gassett y su compañero Gary Bang estaban tomando un café en el Golden Hill Cafe de Paso Robles. Aquél fue un día soleado, recuerda Gassett, “el típico hermoso día soleado en mitad del invierno”. Sobre las 07:30 a.m. recibieron por radio una llamada, no demasiado misteriosa pero sí peculiar. Alguien de la funeraria de la Familia Reis, en la ciudad de San Luís Obispo, había llamado con voz un tanto temerosa a la oficina del Sheriff. Esa mañana les habían llamado para decirles que tenían que recoger e incinerar inmediatamente un cadáver, aunque la persona había fallecido el día anterior. A Gassett y Bang les tocó acercarse para comprobar que no había nada raro en aquella historia. Gassett afirmó que, al principio, el nombre no le dijo nada, pero que su compañero supo enseguida a quién iban a encontrar. L. Ron Hubbard había estado viviendo por algún tiempo un poco al norte de San Luís Obispo, e iban a ser dos ayudantes del Sheriff los primeros en enterarse, fuera de su iglesia, de la muerte del fundador de la Cienciología.

Gasset afirma que cuenta la historia de vez en cuando, pero que la gente suele mirarle con recelo y decir “ya, ya”. El rancho de Hubbard, que hoy en día es propiedad de una ramificación de la Cienciología, era la finca mejor cuidada de la zona. El coche patrulla pasó frente a varios ranchos por la carretera de O`Donovan antes de llegar a los apartados 160 acres de Hubbard. Una perfecta valla blanca rodea el rancho y hay gruesas líneas de hierba verde entre las que se puede ver ganado de todo tipo, incluso algunas llamas y búfalos, pastando tranquilamente.

Al llegar, Gassett y Bang fueron recibidos por el abogado de Hubbard, Earle Cooley, y por su médico, Gene Denk. Gasset recuerda que tuvo la impresión de que lo que aquellos hombres querían era que se llevaran el cuerpo, lo incineraran y que no hubiera nada de líos. Les guiaron detrás de los establos hasta una caravana modelo Bluebird de 1982. Los dos recordaron que hacía un día estupendo, pero que el aire acondicionado estaba encendido. El cuerpo de Hubbard estaba solo.

No había forma de reconocer en aquel cadáver al joven escritor lleno de energía que aparecía siempre en las cubiertas de sus libros. El cuerpo yacía en una cama con las sábanas hasta el pecho. Tenía entradas, pero la melena le había crecido bastante por detrás de la nuca. Aparecía delgado, con las uñas de las manos y los pies demasiado largas y tenía las manos recogidas sobre el pecho.

Bang sabía quién era Hubbard porque, al igual que muchos otros, había comprado el equivalente cienciológico a la Biblia: Dianética: la ciencia moderna de la salud mental. Este libro se anunciaba como un poderoso remedio contra los muchos problemas de la vida actual, así que Bang decidió darle una oportunidad, aunque no pasó de la primera página; y mucho menos después de encontrarse con el autor. “Después de ver lo que había pasado tiré el libro a la basura”, afirmó Bang en una entrevista telefónica desde su casa de Florida. “Pasó de su familia y murió solo en una caravana”.

Cuando le echaron un vistazo al cadáver no vieron nada fuera de lo normal. Hubbard había sufrido un ataque la semana anterior y, de acuerdo con el informe del forense, la causa de la muerte había sido un “accidente cerebral vascular”. Después, los policías se dispusieron a esperar con Cooley y Denk a que llegaran los de la funeraria.

“No nos contaron gran cosa sobre Hubbard”, recuerda Gassett. “Había pasado en el rancho los dos últimos años, se había dejado crecer el pelo y, básicamente, se las había arreglado para diluirse entre la población local, de modo que nadie le reconocía si se cruzaba con él”. Según información proporcionada por la Cienciología, Hubbard conducía con frecuencia por los alrededores y le gustaba pasar el día en Paso Robles o San Luís Obispo.

Lo que Denk y Cooley dejaron bien claro es que querían que Hubbard fuera incinerado rápidamente. En la última versión del testamento de Hubbard quedaba establecido que no se le debía practicar la autopsia, ya que iba en contra de sus convicciones religiosas. Esta última versión estaba firmada y tenía impresa en tinta su huella dactilar. Además, estaba fechada el día anterior a su muerte y le dejaba a su familia más bienes que en versiones anteriores. En aquel momento el estamento estaba valorado en 25 millones de dólares.

El Departamento del Sheriff, temiendo problemas de algún tipo, presionó para que se hiciera la autopsia. Finalmente, Cooley y Denk accedieron a un examen superficial y a que se recogieran muestras de orina y sangre. Se le tomaron también las huellas dactilares de manos y pies para enviarlas a las bases de datos federal y militar, al objeto de verificar que se trataba de Hubbard. De acuerdo con el informe del forense, había un vendaje en el glúteo derecho que tapaba unas diez marcas de pinchazos recientes, y en la sangre se encontraron restos e Hydroxyzina, también conocida como Vistaril.

Este último punto ha resultado ser completamente increíble para sus seguidores. Hubbard despreciaba a los psiquiatras y sus medicamentos. En numerosas ocasiones los había tildado de criminales timadores que no tenían ni idea de cómo curar una enfermedad mental. Los cienciólogos no están en contra de todas las medicinas, pero sí de las de la rama de psiquiatría. La versión de su iglesia fue que Hubbard sufría alergia a algunos de los animales que había en el rancho y que el Vistaril se le había recetado como antihistamínico. Pero esta sustancia se usa para otras cosas.

Según la Agencia de Alimentación y Medicamentos, el Vistaril, tanto en cápsulas como en inyecciones, se utiliza para aliviar la ansiedad y tensión asociadas a la psiconeurosis. Según Tommy Davis, portavoz de la Cienciología, “él nunca tomó medicamentos psiquiátricos y punto”, y añade: “ésta es una de esas cosas que los anti-Cienciología se empeñan en decir que es verdad, así que lo único que hacemos es pasar de ellos”.

A los seguidores de Hubbard se les informó de su muerte dos semanas después. Para entonces, una joven promesa de la Cienciología llamado David Miscavige se había hecho con las riendas. En su primera alocución dirigida a sus feligreses, Miscavige no les dijo que Hubbard estaba muerto, sino que “se había librado del cuerpo que había llevado en esta vida y que había alcanzado un nivel espiritual inimaginable que sólo podía obtenerse en un nivel exterior”.

Miscavige les explicó que, ahora que ya no necesitaba su cuerpo y que no tenía límites físicos, Hubbard podía dedicarse a investigar niveles aún más avanzados de la Cienciología, como los Thetan operativos, también llamados niveles OT. Al oír esto la muchedumbre rompió en aplausos.

La vida

Como sucede con otros aspectos de su leyenda, hay dos explicaciones diferentes para el porqué Hubbard escogió el Condado de SLO para sus últimos días. A pesar de las implicaciones que pudieran deducirse del discurso de Miscavige, Davis afirmó que Hubbard no era un dios, ni un profeta ni una deidad. Era tan sólo un hombre, pero los miembros de su iglesia rara vez se fijan en sus “defectos”.

Según la iglesia, hacia 1980 Hubbard decidió alejarse de los focos para continuar sus investigaciones en privado. Primero se retiró a Newport Beach y luego al Condado de SLO, saliendo de allí tan solo en contadas ocasiones para dar nuevas orientaciones espirituales, alguna conferencia o incluso para difundir una nueva clase de música que llamaba el “jazz del espacio”.

Hubbard se mudó a Creston en 1983. Pasó el resto de sus días escribiendo ficción e investigando sobre la Cienciología. Según su iglesia, en seis años escribió suficiente material como para llenar tres armarios. Entre estos trabajos se encuentran la novela de ciencia ficción Battlefield earth y los diez volúmenes de la serie Misión earth. Compuso la música y escribió las letras para la banda sonora de Battlefield earth. También escribió el álbum Road to freedom, en donde también canta el tema final, “L’envoi gracias por escucharme”, que es el único fragmento conocido de una grabación musical de su voz. El álbum completo salió al mercado poco después de su muerte.

Durante su retiro en Creston, Hubbard también fundó su agencia literaria “Autor Services Inc.”, que ha publicado muchos de sus trabajos. Parece como si su retiro hubiera sido la chispa que necesitaba para crear gran parte de su obra, pero puede que haya habido otras razones para su aislamiento además de la inspiración. Bang recuerda que, cuando la muerte de Hubbard salió a la luz, agentes del Departamento del Tesoro se pusieron en contacto con el Departamento del Sheriff. Le habían estado buscando durante mucho tiempo. Su fortuna era realmente inmensa, en parte debido a que la Cienciología exige a sus miembros pagar si quieren progresar en el escalafón.

Un artículo de 1978 de Los Angeles Times describe una serie de operaciones llevadas a cabo por el FBI contra la Cienciología, que llevaron al encarcelamiento de 11 personas, incluida la esposa de Hubbard, Mary Sue. Cada uno ellos recibió una condena de 5 años, pero Hubbard se libró al no probarse su implicación. La operación se llamó “Blancanieves” y se desencadenó cuando el FBI tuvo constancia de que la Cienciología se estaba infiltrando en el FBI para obtener y difundir información de sus enemigos y para copiar la información que el FBI tenía sobre la propia Cienciología.

El misterio

Los medios de comunicación se hicieron eco de la muerte de Hubbard y de su paradero final, pero el trasbordador espacial Challenger explotó algunos días después y se perdió el interés del público. Una semana después del deceso, el Telegram-Tribune sacó en primera página un artículo en el que daban un tour por el rancho. Un portavoz de la Cienciología llamado Vaughn Young dirigía el tour y afirmaba estar escribiendo la biografía de Hubbard, aunque parece que nunca la terminó. En aquellos días Young era un portavoz de alto rango en la Cienciología, pero ni siquiera él sabía dónde estaba Hubbard hasta que se publicó la noticia de su muerte. Fue entonces cuando le llamaron para que acudiera a Creston y se ocupara de la prensa, aunque no tuviera ni idea de lo que había hecho Hubbard en sus últimos años.

Esto último lo contó el propio Young tres años después de la muerte de Hubbard, cuando dejó la Cienciología junto a su mujer, Stacy. Según la Cienciología, Young fue degradado en1987 y abandonó la iglesia poco después, a pesar de que durante esa década había sido un paladín de la defensa de su iglesia. Sin embargo, a finales de los 80 sus sentimientos habían cambiado. Ahora la Cienciología se había convertido en una secta y los escritos de Hubbard eran tendenciosos; incluso Hubbard parecía el Gran Hermano de 1984, la novela de Orwell.

Después de dejar la iglesia, Young cambio su nombre por el de Robert Vaughn Young. Escribió mucho y publicó feroces artículos online sobre de la vida Hubbard, y también sobre su muerte, que consideraba que no estaba muy clara. En 2003 Young murió de cáncer. Se había divorciado de su mujer, pero se había vuelto a casar. La viuda de Young confirmó sus escritos, pero no quiso hacer ningún otro comentario cuando se intentó entrevistarla. Davis, por su parte, hizo pública una declaración de la ex mujer de Young, Stacy, en la que afirmaba que ella y su marido habían estado difundiendo mentiras acerca de Hubbard y se retractaba de todo lo dicho mientras estuvo con Young.

La versión de la Cienciología sobre la vida de Hubbard comienza con su juventud en Nebraska, cuando se convirtió en el Eagle Scout más joven de la historia, para después viajar por todo el mundo estudiando las religiones y las filosofías de otras culturas. Después entró en la Universidad George Washington y, en un momento dado, se habría alistado en la Marina, donde habría llegado a ser un oficial muy condecorado y habría sufrido varias heridas en combate, quedando casi ciego. Y sería precisamente en el Hospital militar, rodeado de sus camaradas, donde habría comenzado a desarrollar la Dianética, que usaría para curarse a sí mismo y ayudar a sus compañeros a hacer lo propio.

Paradójicamente hay algún detalle poco halagador, como por ejemplo que dejó la Universidad tras dos años y nunca llegó a graduarse (Davis afirma que solía admitirlo sin problemas en sus conferencias). Según los archivos militares, efectivamente ascendió varios rangos, pero también fue castigado en varias ocasiones. Además, la razón de su ingreso en el Hospital militar fue una úlcera y no heridas de guerra. Según un informe médico de 1945: “…es opinión de este tribunal que este oficial no está físicamente preparado para afrontar las tares propias de su rango, por lo que se debería iniciar un proceso de retiro”.

La Cienciología tiene una explicación para esto. Están convencidos de que el hecho de que Hubbard fuera un oficial de Inteligencia ha obligado a guardar en secreto parte de sus informes. En otras palabras, Hubbard tuvo úlcera, pero en vez de ser la causa de su baja fue la excusa que se utilizó para poder destinarle a operaciones secretas. Según Davis, Hubbard se dedicaba a crear cortinas de humo en forma de informaciones falsas, con el objeto de proteger las verdaderas informaciones que se querían proteger.

El ascenso

Mucha gente afirma haber sido salvada por la Dianética y los posteriores trabajos de la Cienciología, pero lo que está fuera de toda duda es que este libro, publicado el 9 de mayo de 1950, fue un verdadero salvavidas para su autor. Antes de la Cienciología, Hubbard tan sólo era conocido por sus comics baratos. Durante los años 30 y los 40 fue un gran aficionado a revistas como Dime Adventure y Thrilling Adventures.

La Dianética le permitió pasar de escritor de ficción a sanador. Este libro, que estuvo 26 semanas seguidas en la lista de los más vendidos, es todavía la piedra angular de la Cienciología. Más tarde, Hubbard escribió otros 18 superventas sobre Dianética y Cienciología. En la cubierta de Dianética aparece un volcán en erupción, por lo que el volcán ha pasado a ser una especie de imagen asociada a la Iglesia de la Cienciología.

La Dianética podría definirse como un método pseudo-freudiano para librar a la gente de dolores mentales, y hay que señalar que Hubbard nunca la presentó como una teoría. Para él, su eficacia era un hecho científico irrefutable. Y como ejemplo de su “carácter científico”, valga recordar que los cienciólogos utilizan un invento de Hubbard llamado electro-psicómetro, o simplemente “e-meter”, que mide los pequeños impulsos eléctricos que se producen durante las intensas entrevistas personales que realizan, de modo que los “auditores” pueden descubrir “engramas” en los entrevistados. En las páginas iniciales de Dianética hay referencias constantes a una mujer a la que se golpea hasta dejarla inconsciente, lo que produce heridas psicosomáticas que se almacenan como “engramas” en su espíritu.

El rancho

En los días en que se produjo la muerte de Hubbard, el Servicio Federal de Impuestos Internos (IRS) estimaba que su fortuna, sumada a los bienes de su iglesia, ascendía a unos 26 millones de dólares. Tradicionalmente, la Cienciología y sus diversas ramificaciones han tenido sus más y sus menos con la IRS. En un principio se les concedió un estatus de exención de impuestos, que perdieron en 1967. Durante varias décadas pleitearon para recuperarlo hasta conseguirlo en 1993, y a fecha de hoy lo mantienen.

Cuando Hubbard se retiró al rancho de Creston dejó de ser oficialmente el líder de la Cienciología. De hecho, teóricamente había dejado el puesto en 1966. Según la documentación en poder del Condado, el rancho se había valorado en 1,5 millones de dólares, pero el nombre de Hubbard no aparecía en ningún documento relacionado con él, ni tampoco aparecía para nada el nombre de la Cienciología. La Cienciología es una complicada organización que consta de múltiples ramas dedicadas a diferentes tareas, que van desde publicar los trabajos del fundador hasta producir materiales experimentales en su complejo multimillonario cerca de la ciudad de Hemet.

En julio de 1983 el rancho pasó a nombre de Thomas O´Brien, el cual no parecía tener un puesto de especial relevancia en la iglesia, y permaneció así hasta poco antes de la muerte de Hubbard. En febrero de 1986 el rancho pasó a manos de Norman Starkey, que sí aparece como miembro del Consejo de Administración de “Authors Family Trust-B”, que es el brazo financiero de la agencia literaria de Hubbard, “Autor Services Inc.”, basada en Hollywood.

No fue hasta 1993 (el año en que la organización recuperó el estatus de exención de impuestos) que el rancho pasó a ser propiedad de una rama de la Cienciología, la “Iglesia de la Tecnología Espiritual” o CST, y así se mantiene hasta hoy. La CST es una rama de la Cienciología que se ocupa principalmente de preservar la obra y mantener el patrimonio de Hubbard. Según algunas fuentes, este patrimonio incluiría multitud de propiedades, entre las que se encontraría, según Los Angeles Times, una finca en Nuevo México con una cámara subterránea secreta donde se guardan las cosas de Hubbard.

Ciertamente, teniendo en cuenta el poder de la iglesia y su impresionante lista de propiedades repartidas por todo el mundo, el rancho elegido por Hubbard para retirarse y morir parece casi un incordio. Recientemente, un periodista visitó el rancho y solicitó un tour. Después de recibir algunas largas, fue atendido por una joven que llegó conduciendo un carro de golf. La joven era muy guapa, de unos veintitantos, y vestía camisa azul y pantalones negros. Después de explicarle que era una de las cuidadoras del rancho y que vivía allí junto a su marido y otros cuidadores (no dijo cuántos), le dijo que el rancho no estaba listo para ser visitado, aunque quizás lo estaría en algunas semanas.

Sin embargo, es muy probable que no vuelva a haber visitas al rancho. Cuando se le preguntó a Davis por el uso que se le estaba dando, éste contestó que “obviamente se trataba de un lugar de gran significado histórico”. Lo cierto es que está perfectamente mantenido, hasta el punto de que las iniciales CST se pueden apreciar, desde el aire, primorosamente dibujadas en el centro de la pista de entrenamiento de los caballos de carreras. Según todos los vecinos, todo está tranquilo en el rancho, prácticamente igual que cuando Hubbard estaba con vida.

El álbum Road to freedom, que Hubbard escribió mientras vivía en Creston, salió al mercado dos meses después de su muerte. Las letras de las canciones son una mezcla de jactanciosas alabanzas a la Cienciología y de provocaciones a los “no creyentes”. Y puede que en las estrofas finales del último tema podamos encontrar un buen resumen de la manera de sentir de Hubbard, cuando entre los instrumentos de viento y las guitarras eléctricas puede oírse su voz de barítono que dice: “La verdad es la verdad, y si ellos deciden vivir entre mentiras, allá ellos, es su problema no el mío; son libres de vivir entre fantasías”.

Fuente: Info-RIES nº 137 (13/06/09).

1 comentario:

sdharmma dijo...

a proposito del dicho final "la verdad es la verdad y cada uno es libre de seguir en un mundo de fantasias" creo que hay una evidente certeza. No nos damos cuenta de que nuestra vision del mundo es la INTERPRETACION que tenemos del mundo. Pero hasta que punto esa interpretacion es verdadera, despues de todo es un sueño que hay que aclarar, despejar, es decir DESPERTAR de ese sueño que atraviesa nuestra vision del mundo. Y hasta donde trabajamos para DESPEJAR esa bruma en la que estamos envueltos, inmersos en "nuestra" CONCEPCION del mundo, la que cada UNO tiene y en la cual esta ENCAPSULADO.
Saludos y exitos. www.sdharmma.blogspot.com