lunes, 29 de septiembre de 2008

Estiman en 2.000 los adeptos de sectas en el País Vasco


Psiquiatras y familiares de afectados alertan del «intrusismo» de grupos destructivos en el ámbito de la salud mental en Euskadi


CARMEN BARREIRO. SAN SEBASTIÁN

«Me arruinaron la vida». La asociación vasca de ayuda a las víctimas de manipulación sectaria, Largantza, y profesionales de la psiquiatría alertan del «intrusismo» de grupos de sectas en ámbitos de la salud física y mental en Euskadi. Según los datos que maneja la organización, existen más de un centenar de centros terapéuticos dedicados «supuestamente» al campo alternativo de la salud y de las nuevas psicoterapias, pero que «en realidad» funcionan como «grupos de manipulación psicológica». Se trata de «una mezcla de negocios de conocimiento personal, relajación, sanadores, meditación, yoga, masajes, psicología... sin ningún tipo de ética profesional y con riesgo para la salud de las personas que acuden a ellos», denuncia el presidente de la asociación Largantza, Juantxo Domínguez, ex presidente de la Comisión Antisectas del Parlamento vasco (en la foto).

Sólo en la comunidad autónoma vasca, más de 2.000 personas acuden «con regularidad» a este tipo de locales, en los que «llegan a pasar más de diez horas al día». Los responsables de estos establecimientos se «aprovechan precisamente de la inestabilidad mental y emocional» de los usuarios para hacerles un lavado de cerebro y convencerles de la efectividad de los contenidos y ritos de determinadas terapias o prácticas», advierten en la agrupación. El catedrático de psiquiatría José Guimón introduce un nuevo dato: «Dos tercios de los jóvenes que ingresan en sectas lo hacen en periodos de crisis afectivas, laborales o de estudios». Algunos centros acumulan más de una veintena de denuncias.

La asociación criticó en su día en la Cámara de Vitoria el «vacío legal» que existe en el sector de las nuevas psicoterapias y pidió a los responsables políticos que «regulen» y «controlen» el programa de actividades que se llevan a cabo en los negocios relacionados «con cualquier práctica que lleve la etiqueta de alternativa». En Francia, por ejemplo, existe una ley específica que regula el campo alternativo de la salud, «de manera que cualquier grupo, entidad o persona física tiene que acreditar una formación y titulación legal reconocida por las autoridades competentes».

Tras alertar sobre el «peligro» que suponen para la sociedad «ciertos grupos críticos con la medicina científica», Juantxo Domínguez insiste en que «existe un tremendo negocio que está operando desde el intrusismo profesional sin que nadie le ponga coto». A su juicio, las personas que están detrás de los llamados institutos de salud integral «se han convertido en mayor o menor medida en un grupo dispensador de tratamientos muy peligroso en ámbitos de la salud física y mental».

«Es extraordinariamente frecuente en los países occidentales -subraya Guimón- que las sectas que pretenden obtener con sus actividades cotas crecientes de control social desarrollen prácticas dudosamente científicas o francamente espurias». En este sentido, el psiquiatra vizcaíno reconoce que numerosos grupos reclutan a ciudadanos para «adoctrinarles y explotarles vital y económicamente. Curanderos de todas las tendencias hacen su agosto en ciudades grandes y pequeñas».

Vulnerables

El presidente de Largantza enumera entre las consecuencias más comunes las «desavenencias familiares, la gran dependencia que sienten los afectados de las terapias dispensadas en los centros, problemas financieros, agravamientos de la personalidad y un evidente descontrol en aspectos relacionados con la salud». Argumento que comparte Guimón. Para el psiquiatra, miembro del cuadro de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), «las personas vulnerables se ven sometidas a técnicas de reforma de pensamiento que favorecen el aprendizaje de informaciones y comportamientos que pueden llegar a cambiar la personalidad previa, suprimiendo antiguos puntos de vista y conductas».

Según Domínguez, el peligro estriba en la «asiduidad del usuario al centro». «Les absorben. Incluso les llegan a convencer de que tienen problemas que en realidad no existen para que la dependencia sea mayor», explica el responsable de la asociación de ayuda a las víctimas de manipulación sectaria. En los casos más graves, los sujetos se hacen «más inflexibles progresivamente» y a medio plazo se producen «trastornos por estrés y un debilitamiento de la personalidad».

Largantza ha pedido al Departamento vasco de Sanidad que constituya un observatorio de nuevos cultos para «proteger los derechos de los ciudadanos ante posibles abusos». A su juicio, los centros de nuevas terapias incurren en un delito de manipulación psicológica que debe ser penado. La tarea no es sencilla. Según explica Guimón, «en el mundo occidental se han pretendido desarrollar leyes que protejan a los sujetos susceptibles de abusos por parte de las sectas, pero que a la vez respeten los derechos a la libre defensa de las ideas y la libertad de asociación para su ejercicio y culto. Distinción que no es fácil de mantener en nuestros días».

Es el caso de la Iglesia de la Cienciología, puesta de moda por estrellas como Tom Cruise. Mientras que para unos se trata de un grupo de manipulación psicológica, para otros es una nueva forma de culto comparable a cualquier religión. De hecho, en España ha sido legalizada recientemente y cuenta, por ejemplo, con centros en Bilbao y Vitoria.

En cualquier caso, el número de sectas censadas en el país ha crecido «notablemente» en los últimos años. El equipo de Atención Integral de las Socioadicciones y Trastornos de la Manipulación Psicológica (AIS) ha contabilizado un total de 170 a las que acuden más de 450.000 personas. El incremento de este tipo de creencias se debe en parte al «aumento de la inmigración, principalmente latinoamericana», según señalan los expertos.

Fuente: El Correo, 29/9/08.

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